¿Estás hasta el gorro de intentar explicar en qué consiste tu negocio y cuando lo haces (sonido de grillos)?

Conozco bien ese sonido, por eso creo que esta historia te va a interesar. Puede que, incluso, sea la tuya. Y que por fin sepas qué hacer al respecto.

Muchas ideas y poca chicha. Más bloqueado que un Windows 98. Así empieza la historia.

Me costó resetear. Pasé de ser periodista a asesor de comunicación. De contar historias a crear estrategias. De perfil modesto a mostrar autoridad. De Del Bosque a Mourinho. De elegir qué contar y si lo lees bien a buscar clientes y ser rentable sí o sí. Y se me hizo bola lo de tener que comunicar mi valor para despertar interés y conseguir clientes.

Con la pregunta trampa me desmoroné

Tenía que llegar. Y llegó. Estaba en Madrid de visita y me encontré con un ex compañero de la tele. Me podría haber preguntado por mi corte de pelo o si tenía hijos, pero va y me suelta: «tío, ¿a qué te dedicas ahora?». Será cabrón, pensé.

Me entró un sudor frío, la cabeza me dio vueltas y sentí que me caía. El reloj marcaba ya el 112. «Espera…», balbucee. «Pues empezamos a crear contenidos para marcas, luego me fui a vivir a Mallorca y resulta que...». Tenía tal batiburrillo que, cuando acabé de contarle mi vida, no sabía si acariciarme o darme 20€ para comer caliente.

Ideas sin conexión”, lo definió Alicia Gervás más tarde, después de trabajar con ella en su proyecto Sensia Experiencia. “No saber por dónde empezar ni cómo avanzar“.

Empecé a buscar respuestas.

¿A dónde voy así? ¿Se me ha olvidado todo lo que sé?

Era evidente que no, porque las ideas estaban ahí, pero era incapaz de articular nada coherente con ellas. No es que mi negocio no fuera interesante, pero lo contaba de tal manera que a la gente le entraba por un oído y le salía por el otro. No sé si me dolía más la falta de clientes o el orgullo. Estaba bloqueado. 

En ese momento no me podía imaginar lo que vendría después. “Sin tu ayuda habríamos seguido dando palos de ciego, como siempre”, me confesó el dueño de Finest Sport&Health, un negocio que va como un tiro, tras ordenar sus ideas y dar sentido a su narrativa. Pero eso aún estaba lejos de producirse. Lo inmediato para mí era solucionar las consecuencias de mi caos metal. O sea, esto:

Mis clientes no se enteraban de lo que ofrecía (y no porque fueran cortos).

X

Mi web (muy chula) no reflejaba el valor real de mi negocio, ni de lejos.

X

Cada vez que intentaba explicarme era como bajar al trastero: no sabía por dónde meterle mano a eso.

X

Comunicar se convertía en un castigo tratando de imitar a otros en lugar de buscar mi propia autenticidad.

X

Veía cómo pasaban oportunidades mientras seguía dándole vueltas. Y vueltas, y vueltas.

X

Y lo peor: yo pensaba que lo tenía claro, pero los demás se ve que no. Mi orgullo hecho añicos.

X

Y eso duele. Porque lo que no se entiende, no se elige.

Necesitaba simplicidad, claridad, sentido, consistencia... Así que dejé Windows y me pasé a Apple. El paso lógico.

Sé que el caos precede a la claridad. Así que desparramé todas mis ideas —lecturas, aprendizajes y errores— sobre una mesa e hice montoncitos. Y empecé a sacar conclusiones. «Esto le sirve a mi cliente, esto no, esto le va a interesar, esto no, con esto va a pensar que me paso de listo, esto no viene a cuento, con esto quizá me llame…».

Filtré, ordené y, como hacía en mi etapa televisiva cuando presentaba un programa diario de 90’, busqué la forma de contarlo de la manera más clara y atractiva posible. Y de ahí salió una estructura. El objetivo era:

Sentirme seguro al hablar de mi negocio en lugar de poner cara de “esto mola más de lo que parece, te lo juro”.

Atraer a las personas adecuadas con un mensaje más claro que el agua.

Pasar del “tengo mil cosas en la cabeza” a una narrativa de marca estructurada y con miga. Qué menos que eso.

Que cuando me lean o me escuchen piensen: “Esta persona sabe lo que hace. Y joder, lo hace para mí”.

V

V

V

V

Y a sentir que todo tenía sentido.

Sesoría

Y, tras darle al coco, le puse nombre a la estructura para dar sentido a mi mensaje y no quedarme colgado

Se llama Sesoría. Es una estructura sencilla. Y lo es para que negocios que se lo curran y creen de verdad en lo que hacen no se vayan por los cerros de Úbeda explicándolo y pierdan todo su encanto. Ni para que, aturdidos por el caos, se lancen a replicar fórmulas rellenando al tun tún espacios en blanco entre corchetes. Si creé la Sesoría fue para dar sentido a esos espacios en blanco entre corchetes. Y para no volver a hacer nada más al tun tún.

Como la he diseñado yo, seré yo quien le dé al coco por ti. Eso significa que, si contratas la Sesoría, en 4 semanas y 4 sesiones contigo te pongo en bandeja:

  • Tu Masa Madre, que es la herramienta principal. Un guión de marca del que sale todo: textos, contenidos, ideas... Pero, sobre todo, claridad y sentido.

  • El Mensaje Miga, la frase clave que resume tu propuesta para que se entienda lo que cuentas. Y no te acaricien o te den 20€ para comer caliente.

  • Los textos principales de tu página de inicio listos para publicar y que te presten atención. Y tener, por fin, una web con chicha.

  • Una plantilla con los mensajes que necesitas para sacar partido a la IA y que sea tu generador mensual de ideas de contenido creativo. 

Tu historia nunca va a estar mejor contada.

De aquellos montoncitos que hice sobre la mesa me quedé con siete, que convertí en los ingredientes principales: la base para ordenar las ideas de una marca y sacar de ella todos los mensajes y contenidos. O sea, una Masa Madre.

Esos siete ingredientes no son aleatorios. Juntos forman la historia que cualquier negocio debe contar —y su audiencia escuchar—. Una narrativa clara y con sentido para aclarar qué vendes –y por qué le interesa a alguien–, descubrir qué toca la fibra de tu cliente y encontrar tus propias palabras.

La Masa Madre es la misma que uso con nuestros clientes. Pero ahora he creado un cuaderno de trabajo completo para que sepas cómo hacerla, cómo usarla y cómo sacarle todo el jugo, ya sea con un Windows 98 o con la IA ( he incluído 10 prompts de ChatGPT para exprimirla a tope).

[Puedes hacer la Masa Madre a tu rollo por 9,99€]

Podría costar más, claro. Pero lo cierto es que ordenar las ideas y tenerlo claro deberia ser algo básico y accesible para todo el mundo. Como la vivienda pero de verdad.

Con la tragedia acechando conseguí levantar el vuelo

Aún no me he presentado. Soy Jaime Collazos y me he pasado media vida contando las historias de los demás. Lo cual me resulta fácil. Lo difícil es hablar de uno mismo y que te escuchen con interés. Para eso, hasta yo necesité ayuda externa.

¿Y qué hice? Después de verlo claro decidí convertirme en la ayuda externa. Y desde entonces me he volcado en ayudar a marcas y negocios a ordenar lo que quieren contar para que no se líen y nadie los malinterprete, sobre todo en esta era de IA descontrolada. Porque eso es descorazonador. Una vez me dijeron: «Entonces, ¿tú eres un influencer de esos?». Me dio una bajada de tensión. Casi no lo cuento.

Cuando me repuse empecé a ayudar a negocios pequeños y medianos a mostrarse como lo que son: valiosos, distintos, reales.

Y a saber contarlo. Sin impostar ni disfraces raros.

Y ahora la Sesoría va como un tiro ordenando ideas, creando narrativas de marca con chicha y dando "chutes de energía”.

Sinopsis para imprimir

La historia de alguien bueno en lo suyo que se pierde en ideas bonitas pero dispersas y que, a base de probar y no desfallecer, crea una estructura sencilla pero efectiva para ordenar sus ideas y encontrar, por fin, su camino. Y ser capaz de mostrarse auténtico, de verdad. En resumen:

Cómo pasó de:

X Sentir que tenía una empanada mental.

X Confundir a sus potenciales clientes.

X Sonar genérico y perderse en el ruido.

X Dar palos de ciego sin un propósito claro.

A conseguir:

V Confianza para explicar lo que hace sin dudar.

V Claridad (real) sobre cómo comunicar su valor.

V Textos que conectan con las personas que toca.

V Dejar de improvisar o imitar y sonar auténtico, real.

Y, para terminar, un sencillo caso práctico de lo que se consigue ordenando lo que ya tienes

No es lo mismo oir: "Nuestra leche tiene calcio y es buena para los huesos".

(aquí bostezan)

Que sentir: "A tus huesos les encanta esta leche. Y a ti, que no crujan como pan tostado”.

(aquí ponen la oreja)

Todos estamos a tres grados de separación de una buena historia:

Número uno escrito en azul, rodeado por un círculo también azul.
Rectángulo amarillo con texto "TE LO PONEMOS EN BANDEJA" en letras blancas.

Reserva una consulta.

Es una primera toma de contacto de 15’. Pero si prefieres enviarme un WhatsApp, adelante. Te leeré.

Número dos en azul, rodeado por un círculo dibujado a mano.

Te lo pongo en bandeja.

Después de cuatro sesiones contigo y cuatro semanas de trabajo tendrás lista tu Masa Madre, la página de inicio de tu web y las ideas y conceptos de contenido.

Número 3 azul dentro de un círculo pintado a mano.

Experimentas la diferencia de una comunicación clara.

Pasas del caos a encontrar el camino. Y disponer de una narrativa de marca que resuena con tu audiencia. Una historia que mola.

Si quieres dejar de estar hasta el gorro, ya sabes

Ah! Una cosa más…

El estilo y la estructura de esta web no hubieran sido posibles sin haber creído realmente en lo que hago, sin haber pasado por una crisis y haberme fijado en otros para darme cuenta de que el camino pasaba por ser fiel a mí mismo. Por filtrar certezas ajenas, confiar en mi criterio y tener paciencia. Por ser constante. Pero, sobre todo, por haber ordenado y aclarado mis ideas.

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