Salsa tártara: un viaje al sabor (dicen) de Mongolia
En el universo de las salsas, hay una que se desliza con elegancia entre lo clásico y lo audaz: la salsa tártara. Una crema pálida salpicada de verdes y ácidos, que nos flipa especialmente porque transforma cualquier bocado en el que esté en un viaje al «mmmm» más sonado.
Hoy, en Mésame Mucho, te invitamos a descubrir los secretos de esta joya culinaria, desde su origen hasta cómo prepararla en casa para acompañar tus platos favoritos y convertirte en un/a conquistador/a de paladares.
Salsa tártara, su origen y cómo prepararla en casa.
Un origen con sabor a historia
Aunque su nombre evoca las estepas de Asia Central, la salsa tártara tiene raíces en la cocina francesa. Su denominación proviene de la asociación con los tártaros, un pueblo nómada, y se popularizó en Francia como acompañamiento de carnes crudas, como el filete tártaro. Podríamos dárnoslas de gastrónomos empedernidos, pero no somos más que foodies inquietos que han leído sobre estas cosas en Internet. (Y probado muchas salsas).
Ingredientes de la salsa tártara
La magia de la salsa tártara reside en la armonía:
Mayonesa: la base cremosa que envuelve todos los sabores.
Pepinillos y alcaparras: aportan ese toque ácido y crujiente que despierta el paladar.
Cebolla o chalota: un matiz dulce y picante que equilibra la mezcla.
Mostaza: un guiño de intensidad que realza el conjunto.
Cebollino fresco: la nota green que refresca, da sabor y embellece.
Algunas versiones incorporan huevo duro picado, jugo de limón, perejil o incluso ajo, adaptándose a los gustos y tradiciones locales. Nosotros somos muy del cebollino.
Preparación: un ritual sencillo, rápido y delicioso
Elaborar salsa tártara en casa es muy fácil (aunque nos empeñemos en comprar el bote del súper):
Pica finamente los pepinillos, alcaparras y cebolla.
Mezcla estos ingredientes con mayonesa y mostaza.
Agrega cebollino fresco picado y, si lo deseas, huevo duro rallado.
Ajusta el sabor con sal, pimienta y unas gotas de jugo de limón.
Maridajes que le van como anillo al dedo
La salsa tártara es la pareja ideal de pescados y mariscos fritos o a la plancha, calamares o pescado empanado. También realza el sabor de verduras asadas, carnes frías y bocadillos. Su versatilidad la convierte en el comodín favorito de cualquier mesa que goce del buen comer.
Foto que hicimos para el restaurante Cova Negra
Conclusión: una salsa que nos hace viajar
La salsa tártara no sólo nos hace viajar gracias a su sabor, sino que es un puente entre culturas, una receta que ha viajado y evolucionado, adaptándose a los paladares del mundo. Prepararla en casa es rendir homenaje a esa tradición, y compartirla es seguir haciendo que gire la vida y los recuerdos alrededor de la mesa.